Cristián Gárate

I opened the blog with the hope to contribute with my perspectives to the common issues of our present societies.

Monday, May 15, 2006


Objective Richness and Subjective Poverty

The objective experience of poverty starts when the current level of income is considered to be lower than the minimum necessary to sustain the basic life standard as defined in a given state. The definition focuses mainly on those quantifiable resources of a financial, cultural and social nature, which are not available to households receiving an income below a 50% of the country median. The subjective experience of poverty involves an analysis of psychological and sociological factors comprising various life domains: income level, psychological wellness, family environment, working life, social network, cultural access and social practices.

Although the objective experience of poverty is often regarded as the most important cause for individual brake and social crack in our contemporary societies, attention must also be paid to the subjective experience of poverty. The latter, may not necessarily derive from a lack of financial resources, but is regarded as even a more negative one. The subjective experience of poverty affects the individual in its intellectual and emotional sphere in the form of feelings of deprivation, humiliation, lack of self-assurance, which generates a long lasting feeling of distress. At a social level the frustration for the absence of individual achievement generates isolation and stigmatization by the rest of society, which originates a weakening of social ties and a deterioration of social status. All of these factors combined are source of conflicts, protest and social explosion like the ones observed during the last months in France; and is probable that similar demonstrations will be extended to Spain, Italy and Great Britain in the years to come.

The subjective experience of poverty starts with an inadequate amount of financial resources, but this is not a conditio sine quae non. People having limited material resources can also be affected by the subjective experience of poverty, when there are no real conditions to come out of the financial limitation or deprivation, which allows individual achievement, psychological wellbeing and expectations of social movement.

For countries like Chile the fight against Objective Poverty has been in good hands under the current governing coalition. The results demonstrate a substantial reduction of extreeme poverty and marginality. There is still space to advance for more equality in the distribution of income and there are still various measures to be taken in order to use in an efficient way the wealth accumulated by the public budget in recent years. Nonetheless, the country needs to move forward and confront the Subjective Poverty present in the middle and lower classes.


Riqueza Objetiva y Pobreza Subjetiva

Ayer, caminado desde la oficina donde trabajo, cerca del centro pasé frente a la Opera de Munich y había un hombre, de contextura gruesa, sentado en el suelo junto a un perro y con un sombrero entre las piernas, callado, esperaba una limosna; presumo era un mendigo alemán. El hombre, usaba lentes, reloj, estaba vestido normal y como es la costumbre en esta parte de Europa, se mantenía quieto y miraba al cielo. Su tarea no consistía, para reunir dinero, como es la costumbre en nuestros mendigos, en: poner un cartel, pregonar su sufrimiento y deprivación, deambular por la calle pidiendo, detenerse frente a los vehículos, subirse a un bus o bien regalar una figurita, esquela o dar algo de poco valor para demostrar su interés y agradecimiento a cambio de una limosna. No, si se viene a Alemania a Austria o a Suiza, muchos mendigos que uno ve piden su colaboración en forma estoica, paciente, resignada y solo reciben. Este hombre, estaba sentado en la esquina de la calle Ludwig Maximilian, dónde se ubican las tiendas de joyas, ropas, fitness-centers, restaurantes, cafés y hoteles más caros de la ciudad; es habitual observar Lambourginies, Rolls Royce, Aston Martins y varios Porsches estacionados sobre la vereda y a lo largo de las arcadas cualquier día de Opera.

El fenómeno de la pobreza y la exclusión social están presentes en Europa desde el extremo norte, donde según las estadísticas pareciera menor, de carácter episódico o bien como fenómeno no transgeneracional; hasta el extremo sur, dónde sus conocidos efectos comienzan a advertirse cada vez con más turbulencia, pues se han asentado como fenómenos permanentes, que afectan las expectativas desde hace ya varias generaciones. Estimaciones actuales hablan de la existencia entre 55 hasta 72 millones de personas viviendo en la pobreza dentro de la Comunidad Europea. Esto es entre 15% a 16% de la población y de éstos unos 3 millones serían personas sin hogar. En tanto, la nutrida agenda económica y social diseñada por los burócratas de Bruselas contiene frases programáticas de lindo contenido publicitario: cogitan y firman a coro cómo resulta inaceptable que cada vez más gente viva bajo el nivel de subsistencia mínimo, fijado bajo los estándares de la Unión Europea. Por el otro lado, no dudan en aprobar el presupuesto militar o la construcción de modelos más potentes de aviones de transporte de pasajeros, usinas nucleares y mejores sistemas de televisión satelital. Pareciera que, mientras los altos funcionarios viajan por Europa en sus comitivas directo a escuchar el próximo discurso y posterior coctail, no se han percatado que la pobreza existe en Europa en forma evidente, no solamente en las fotos de Catania o de Algeciras. Asi, no es necesario generar indicadores particulares y gráficos con nuevas aproximaciones estadísticas para medirla, basta salir a la calle. Finalmente, hay que dejar claro, la pobreza existe en Europa sin respecto a la reunión de Europa con los países del este y sin respecto a los fenómenos de inmigración legal o ilegal que presionan el continente desde Africa, Asia y Latinoamérica. La pobreza existe porque, de hecho, hay gente aquí que se ha hecho objetivamente más rica en economía neoliberal y en la opulencia del consumo. Mientras, hay gente aquí que hoy no solo es objetivamente más pobre, porque no le alcanza para pagar la renta, la educación, la medicina y el transporte. Más aún hay una gran cantidad de personas que se han tornado subjetivamente más pobres, todo ello a pesar del tan mentado Estado social de la Unión. Para entender este fenómeno de marginalidad solo basta observar con un poco de fijeza, desde Escandinavia, hasta el Peloponeso.

En principio, las instituciones Europeas mantienen su definición clásica en torno a la pobreza, considerándola bajo el parámetro de escasez o limitación de aquellos recursos materiales, culturales y sociales que excluyen a una persona de lo mínimo aceptable para vivir en un estado miembro. Con todo, recientes estudios van poniendo hincapié en otros aspectos no monetarios que afectan el nivel de vida en las sociedad contemporánea.

• Ingresos, esto es el porcentaje de personas viviendo bajo el 50% del ingreso promedio nacional.
• Las expectativas de vida, medida como el porcentaje de personas cuya expectativa de vida es inferior a 60 años.
• La educación, el porcentaje de personas entre 16 y 65 años considerada como funcionalmente analfabeta.
• La exclusión social, como el porcentaje de personas que se mantiene desempleada en el largo plazo.

A mi juicio, estos conceptos permiten complementar las mediciones clásicas, adicionando datos comparables respecto de aquellos que tienen más recursos para pagar medicina, educación, transporte, alimentación y recursos suficientes para mantenerse sin trabajar en el largo plazo. Algo más substancial y donde creo que se va avanzando es en el concepto de Pobreza Subjetiva. Es decir, no se apunta solamente sobre aquello que tiene que ver con la experiencia objetiva de tener pocos recursos monetarios, sino también a la experiencia subjetiva o emocional de la pobreza. Esta abarca aspectos sociológicos y psicológicos y se asocia con la problemática global del nivel de ingreso, la salud mental, el ambiente familiar, la vida laboral, la red social, el acceso a la cultura y las prácticas culturales.

La experiencia subjetiva de la pobreza es la más negativa, pues importa en la base un menoscabo económico y, como consecuencia, implica un daño psicológico y un corte de los lazos sociales. Esto, impide a la persona su desarrollo de vida cotidiano y la proyección de la vida al largo plazo. La pobreza subjetiva golpea a las personas, pues genera sentimientos de deprivación, humillación e inseguridad, los que generan un estado de tensión permanente y, por tanto, de frustración que deriva en una isolación del entorno. Este aislamiento de la realidad cultiva el estallido social y es fuente de conflictos, como los que se observan abiertamente en Francia en los últimos meses y es probable se extiendan a España, Italia e Inglaterra en los próximos años.

La Pobreza Subjetiva en su extremo más evidente genera desventajas sociales, pues la persona se ve confrontada al fracaso material mediato y a la decepción emocional inmediata. Además, la falta de concreción de sus esfuerzos en forma reiterada termina por estigmatizarla en su red social y le corta las posibilidades de una interacción social fluida. Se han elaborado algunas variables para calificar las sensaciones de corte en la interacción social. Dichas variables descansan sobre las siguientes expresiones de contacto social:

- Mantener contacto cotidiano con los vecinos
- Mantener contacto con los amigos
- Mantener contacto con la familia
- Pertenecer a un club deportivo, musical o social
- Pertenecer a un club social
- Asistir a cultos religiosos

Los resultados recientes para las mediciones de estas variables resultan interesantes. En paises de Europa del norte, en los que se observan mayores ingresos per capita, la sensación de isolación social es menor, a pesar que la cultura de interacción social es menor. A algunos estudiosos este resultado no les hace mucho sentido. Personalmente, me parecen totalmente lógicos. La gente en el norte es más flemática y hasta apática, comparada con la gente del sur. Por lo tanto, la cultura de interacción social no les resulta en una necesidad a flor de piel. La gente en el norte es conductualmente más indiferente: no pregunta, ni se deja preguntar. Consecuentemente, no puede tener una sensación de aislamiento, quién por naturaleza cultural está educado en una situación donde el curso de la vida es independiente, individual e impasible. Por lo demás, dado que en los países del norte se observan mayores ingresos per cápita, hay mayores recursos individuales y comunales disponibles para costear actividades en los casos que se requiera sobrellevar satisfactoriamente la sensación de soledad derivada de la limitación financiera. Al revés, en los países del sur la cultura del contacto social formal e informal está mucho más acentuada. Consecuentemente, la falta de recursos menoscaba el contacto social, el que se ve severamente restringido por los costos de organizarla. Dichos recursos no están siempre disponibles a nivel comunal. A su vez, los costos de participar formalmente pagando membresías de clubes deportivos, culturales o asociaciones crea una desvinculación social adicional que acrecienta la sensación de aislamiento.

En Chile en los últimos 16 años se ha avanzado mucho por erradicar la pobreza. Es un hecho que las políticas públicas han tratado de suavizar las curva de acumulación de la Riqueza Objetiva proveyendo más fondos para los programas sociales. Es decir, las políticas públicas han priorizado el logro de una distribución más equitativa del ingreso nacional, desde aquellos quintiles más ricos a los más pobres. No obstante, falta todavía mucho por hacer para erradicar la marginalidad social. Hoy hay recursos disponibles en arcas fiscales, dada la positiva expectativa económica; por tanto, tenemos esperanza. Una batalla que todavía no se puede dar por comenzada es darle un mayor acento de las políticas públicas destinadas a combatir la Pobreza Subjetiva en nuestro país.

Las recetas para canalizar los abundantes fondos pueden ser diversas. Los objetivos, creo están en las mismas variables que son las expresiones de contacto social. Es decir, las respuestas están en las diversas sensaciones de aislamiento en que se manifiesta la pobreza subjetiva. Me permito esbozar algunos objetivos acordes con ellas, a via de ejemplo. Queda para los técnicos determinar las medidas para su consecución.

-Fortalecer las Juntas o Asociaciones de Vecinos y Municipales;
-Fortalecer Centros de Alumnos de colegios, institutos y universidades;
-Fortalecer los programas de clubes deportivos, sociales y culturales;
-Fortalecer los cultos religiosos y de las iglesias;
-Aumentar la infraestructura deportiva, de teatros, salas de conciertos y de espectáculos.
-Aumentar la infraestructura de bibliotecas fijas y rodantes en todo el país;
-Establecer un acceso gratuito a las redes de conocimiento por internet a usuarios en todos los servicios publicos.
-Establecer el aprendizaje basico de al menos dos lenguas obligatorias, como norma nacional, controlada via PSU. Una tercera lengua podría dar al alumno puntaje adicional para el ingreso a la universidad.
-Establecer franjas obligatorias de Televisión en horas punta con programas de aprendizaje a distancia.