Cristián Gárate

I opened the blog with the hope to contribute with my perspectives to the common issues of our present societies.

Tuesday, November 16, 2010

CHILE :DESARROLLO ECONOMICO V.S. SUBDESARROLLO MENTAL

Chile ha sido aceptado durante 2010 para formar parte de la OECD, lo que resulta un privilegio. Pero, no es gratis, la incorporación costará al erario nacional la cantidad equivalente en pesos de aproximadamente 30 millones de Euros, pagaderos en cómodas cuotas anuales hasta 2018 y posteriormente la cifra anual a pagar se incrementará ajustada hasta un 15% máximo conforme al PIB. Esta determinación fue aprobada en su parte financiera por la Comisión de Hacienda del Congreso Nacional, sin mayor discusión respecto de su conmensurabilidad, necesariedad o pertinencia. ¿En lo inmediato, me pregunto si tal vez la OECD podría haber dado una moratoria en el pago de las primeras cuotas, para que ese dinero se destinara a ayuda humanitaria o a la reconstrucción del 5 terremoto más grave en la historia de la humanidad en zonas que aún están destruidas?

En lo mediato, según algunos, los costos asociados a la incorporación en la OECD “son efectivamente gastos necesarios para el país”. Se justifican, dados los enormes beneficios que traerá para el futuro, basándose en argumentos tales como, por ejemplo : a) la exposición, presencia e intercambio de experiencias en el foro internacional de la OECD; b) la posibilidad de un aumento de la inversión extranjera provenientes de los países de la OECD al largo plazo, lo que traerá mayores recursos al país; y c) la trasposición de buenas prácticas y normas de países desarrollados de la OECD a nuestro país.

Como antesala, cabe señalar que con respecto al argumento de aumento de intercambio en foros internacionales, Chile ha tenido y mantiene suficiente presencia internacional, con costosas representaciones y funcionarios en organismos tales como OMC, BID, Banco Mundial, Corte Internacional de Justicia y APEC. Actualmente, incluso dos ex presidentes están trabajando en organismos de Naciones Unidas, lo que parece un argumento dudoso respecto del aumento de intercambio de experiencias en foros internacionales. Además, respecto del dudoso argumento de aumento de la inversión extranjera, cabe recordar que Chile es actualmente estado asociado del Nafta, la Unión Europea, el Mercosur, es integrante de la APEC, tiene tratados de libre comercio con otros países de Asia; y ha celebrado tratados de Doble Tributación con la mayoría de los países de la OECD.

En mi experiencia, la realidad muestra que todos estos contenidos distan mucho de lo que sucede verdaderamente en la cadena de decisiones para materializar una inversión extranjera, las que dependen de muchos factores políticos, humanos, financieros, económicos, globales y muy poco del hecho que Chile este o no en la OECD. El caso más claro lo conforman los países denominados BRIC, dentro de los cuales el que más nos debiera interesar es Brasil, quién es indisputablemente el líder de América del Sur en el presente.

Por tanto, parte de este comentario se relaciona justamente con la tercera arista del argumento de incorporación a la OECD, que es la plausibilidad de trasposición de buenas prácticas a nuestro país y legislación de nivel comparable a aquellas existentes en los países integrantes de la OECD.




El Chile al 2010 está impregnado de una ola de éxito, basado en lo que se denominan datos duros y acompañado de la actual buena imagen país que existe en el exterior. En efecto, hay estadísticas e índices macroeconómicos que muestran un crecimiento sostenido en los últimos años, alto precio del cobre y de otros commodities chilenos, retornos de divisas que presionan el peso a la baja, estabilidad monetaria, balanza comercial favorable, niveles de baja corrupción en autoridades, niveles aceptables de evasión tributaria, niveles razonables de seguridad ciudadana, altos niveles de inversión en gastos de defensa, altas tasas migratorias de países vecinos y otros índices similares. Todo lo anterior, demuestra una buena posición aparente, comparando al país con otros de Latinoamérica. A mayor abundamiento, el rescate de los 33 Mineros y la insospechada atención mediática internacional, han aumentado el prestigio y dado un aura de prontitud, planificación y perfección en la ejecución técnica nacional. El gobierno entrante aprovechó la gesta del rescate hecho “a la chilena”, maximizando la exposición del Presidente y la de algunos ministros para capitalizar la popularidad, lo que se ha mostrado en las encuestas de apoyo que han seguido.

Con todo, levantando un poco el velo, este escenario promisorio contrasta fuertemente con lo que se observa en muchas de las casas y calles del país real.

Conforme a mediciones y comparaciones internacionales, en los últimos años los índices de superación de pobreza e indigencia, de calidad de la educación, de calidad en la salud, de calidad en la construcción, de calidad y seguridad en el transporte no son buenos. Igualmente, en la actualidad los niveles de cesantía después del terremoto, en general, la desocupación a nivel juvenil y de recién egresados de carreras profesionales son muy altos. Peor aún, la connivencia de grupos de poder al interior del aparato burocrático, la influencia de grupos de lobbistas en contacto permanente con autoridades y, por sobre todo, la concentración de la riqueza y regresividad en el reparto equitativo del ingreso nacional, es francamente vergonzosa para el nivel de recursos existentes en el país.

En lo concerniente al terremoto, la ayuda material prometida por el gobierno pasado y el actual todavía no llega plenamente a las zonas más afectadas, después de 8 meses del trágico episodio de terremoto y tsunami del 27.2. Hay lugares sin caminos transitables, personas sin habitación, pueblos sin hospitales, escuelas en precarias condiciones de funcionamiento en las regiones del terremoto.

En una palabra, Chile se luce ante el mundo como un país técnicamente bien administrado, usando eficientemente los recursos que tiene, inserto en la modernidad, pero la imagen proyectada al exterior contrasta al interior con la realidad de un país subdesarrollado, donde el horizonte para superar la brecha que existe en las asimetrías de trato y desarrollo en planos de igualdad de oportunidades en el acceso a bienes y servicios entre la población se aleja como el universo en expansión.

Esta realidad vale tenerla presente. Algunos chilenos habitan un Chile de primer mundo, rodeados de lujos, viajes períodicos, cuantiosas compras en centros comerciales, supermercados y megamercados, los que pagan fácilmente con tarjetas de crédito gold o infinite o a veces con la factura de la empresa; los mismos mantienen educación, salud, pensión, seguros y reaseguros de vida privados; frecuentan fiestas, clubes exclusivos, pagan cómodamente su diversión privada, ven televisión por cable y la vida transcurre transitando por autopistas concesionadas entre cuasi mansiones localizadas en barrios o suburbios amurallados, llenos de guardias de seguridad, empleados y se informan de lo que sucede fuera de su entorno y ámbito de intereses en las redes sociales de internet que funcionan wi fi. Otro grupo muy amplio de chilenos habitan un Chile de segundo mundo, también con acceso a centros comerciales, mantienen más o menos comodidades en el hogar y tienen acceso a internet; acceden a salud, educación pública, fiscal subvencionada o privada, van a espacios de esparcimiento privado o público, acceden a televisión abierta o por cable y a algún viaje dentro del país o a veces a países limítrofes, según su presupuesto; muchos tienen poca estabilidad laboral y viven con el fantasma de las tarjetas y del crédito encima, mayoritariamente endeudados. Los más ciudadanos nacidos en Chile viven el abismo entre el segundo y tercer mundo, con lo justo, debatiéndose con suerte entre el principio o el fin de la pobreza, algunos sin suerte, incluso cerca de la indigencia, con o sin subsidios estatales, miran los malls desde afuera, apenas tienen para transporte, comida, habitación, pagan muchos bienes y servicios al fiado o consiguen sus prestaciones gracias a la solidaridad del entorno y se dan tiempo de esparcimiento en lugares públicos, mientras la televisión los atiborra de mensajes consumistas, extravagantes telenovelas, reality shows, espectáculos masivos de año nuevo, fiestas patrias, fiestas de bicentenario, fiestas fin de año, la mayoría con fines políticos o auspiciados por grandes cadenas para apagarles el pensamiento y exacerbarles el consumo de lo que no tienen.

En este escenario estratificado, la verdad es que no hay movilidad social, ni intra-generacional, ni inter-generacional tal como lo han determinado estudios presentados por el gobierno actual (Casen 2010) y otros estudios internacionales de la ONU, CEPAL, BID y OECD, todos los cuales se encuentran disponibles.

En rigor, no hay en Chile cuestiones pendientes en lo que se refiere a la clasificación del riesgo país, en la balanza comercial superavitaria, en las proyecciones del precio del cobre, en la mantención irrestricta de la regla fiscal superavitaria, en la mantención del principio de libertad cambiaria, en la subida del índice de precios de las transacciones de Sociedades Anónimas en Bolsa y el aumento de dividendos por acción, ni en el presupuesto de la defensa de las fuerzas armadas, en la capacidad de acoger migración extranjera de países limítrofes, ni en las super positivas cifras de ganancias de Bancos, Financieras, Isapres, AFPs, Supermercados, Centros Comerciales, Concesionarias de Carreteras, Cárceles, Puertos y Aeropuertos, Grandes Mineras, todo lo cual pertenece a 6 o 7 grupos económicos oligopólicos. Tampoco parece haber problemas en la comprobada destreza técnica para salvar las vidas de los mineros atrapados y la genialidad local en el uso de instrumentos de marketing y medios de masa, sea para potenciar la labor del gobierno de turno o para exacerbar la grave adicción al consumo que azota a los chilenos y los mantiene con la vista nublada por deudas impagas que se informan en los boletines comerciales.

Justamente, el quid de la trampa en que estamos inmersos hoy es que no se vislumbra un desarrollo homogéneo del país, sobre la base de una repartición igualitaria del ingreso nacional y una mejora de acceso en la igualdad de oportunidades, medido no en términos de cifras estadísticas o en índices de percepción desarrollados en encuestas de focus groups. Seguro, son instrumentos que pueden permitir, por ejemplo, tener cifras cuantitativas globales, obtenidas del ámbito macroeconómico o microeconómico, las que determinan tendencias, en función de si hubo o no un buen ciclo de gestión o uso eficiente de los recursos público o privados; o bien, si el anuncio, medida o acción de un político obtuvo apoyo ciudadano durante su corto mandato popular.

En definitiva, independiente que dichas estadísticas se puedan quebrar, estacionalizar, separar por quintiles, deciles o aplicar modelos matemáticos, la ultima ratio de la carencia de Chile no está en sus cifras, ni en sus índices. En este sentido, es fundamental observar algunas de las reales causas que inspiran el arco de las conductas en Chile mirando cómo estas se han generado y se proyectan hacia el futuro. No hacerlo ahora, es quedarse en el simple slogan, en el aviso publicitario o en ese periodismo banal que nos bombardea con informaciones carentes de contenido y titulares de prensa que se auto replican y auto refieren en internet, radio, televisión, blogs y twitter. De ahí que lo importante, es observar en términos cualitativos, mirando hacia adentro: con una debida introspección.

A mi parecer, el mayor problema de Chile hoy es el SUBDESARROLLO MENTAL, que radica específicamente en una tremenda estrechez cultural, que impide al ciudadano medio observar la realidad críticamente, para plantearse en un movimiento firme que exija confrontar políticamente el desafío de una sociedad más homogénea, igualitaria, meritocrática e inclusiva.

¿Como analizar y encontrar un hilo conductor a conductas ancladas en pensamientos y modus operandi que habitan en todos los estamentos de esta sociedad?

1) Un empresario poderoso que especula y adquiere participación accionaria en bancos y empresas, desde la época de las privatizaciones de los 80 hasta hoy, utilizando información privilegiada y es finalmente investigado y sancionado por la Superintendencia de Valores. Más tarde, el mismo, gracias a una tenaz carrera, éxito en los negocios, uso de su influencia es elegido Presidente ( más el magro desempeño de la coalición gobernante por 20 años, de corte supuestamente socialista). Pero, el Presidente mantiene porfiadamente participaciones accionarias en un canal de televisión y en un club de football como eje para ejercer su mandato, contra la sugerente opinión de la Contraloría General de la Republica.

2) Grupos empresariales, coadyuvados por altas esferas de directivos y ejecutivos, que fraguan maniobras atentatorias contra la libre competencia, con claro perjuicio contra los consumidores, en áreas tan sensibles como la salud pública, tratándose de la venta de productos y fármacos en cadenas de farmacias que controlan el mercado, conductas atentatorias que quedan al descubierto después de varias investigaciones efectuadas a instancias de reclamos privados e indagatorias de comisiones parlamentarias. Y, sin perjuicio, de otras áreasde la economía que todavía no han sido investigadas y sancionadas, donde presumiblemente existen acuerdos, como en la venta de artículos eléctricos y electrónicos de oficina y hogar; o bien en artículos para estudiantes en época de ingreso a clases; o en artículos y juguetes, mientras dura la fiebre de consumo de la navidad.
   
3) Parlamentarios que son reelegidos ad infinitum (o nombrados en cargos de autoridad del ejecutivo, cuando pierden las elecciones), quienes acomodados en sus sitios presentan proyectos en las cámaras copiando información desde Wikipedia; otros parlamentarios reaccionan por que son sorprendidos en las sesiones de discusión en sala mirando sitios de internet; un parlamentario reelegido ejerce presiones indebidas a funcionarios de Carabineros cuando transita regularmente a exceso de velocidad por autopistas del país; otro parlamentario utiliza su cargo y tergiversa gastos correspondientes a sus asignaciones de dietas parlamentarias; otro parlamentario es supuestamente encontrado manteniendo relaciones sexuales en un auto con una mujer y el mismo posteriormente es encontrado conduciendo supuestamente en estado de ebriedad.

4) Jueces de tribunales inferiores que fallan sin atenerse al merito de los procesos y sobretodo, sin respetar la Sana Crítica, que se puso tan en boga como remedio en nuestros procedimientos de jurisdicción común, tal vez agobiados por la carga judicial. Relatores de los tribunales superiores, que no estudian bien las causas y determinan negativamente los resultados de los fallos, ante tribunales colegiados, que a su vez escuchan lo que pueden diariamente y fallan cientos de causas por mes. Sentencias de tribunales superiores de una calidad jurisprudencial mayoritariamente deficiente, que no dirimen adecuadamente las contiendas sometidas a su jurisdicción.

5) Religiosos de parroquia de zonas influyentes de la capital de Chile que son enjuiciados por presuntos abusos sexuales y enriquecimiento injusto aprovechándose de los beneficios recibidos de los feligreses.

6) Proyectos mineros que son reabiertos sin fiscalización de los funcionarios del Sernageomín respectivo, con riesgo para los trabajadores y cuyo rescate milagroso le cuesta al país US 40 millones. Proyectos eléctricos que son autorizados por una Corema, para instalarse en un lugar con claro perjuicio para la conservación de la vida silvestre y especies protegidas y que se reemplaza por discreción Presidencial. Areas de conservación sujetas a la protección de Conaf donde se investiga porqué se han dado autorizaciones para realizar talas de alerce, especie protegida desde 1976.

7) Ciudadanos que en su vida diaria dirigen vehículos y al ver una luz verde que cambia a roja aceleran en vez de detenerse. Los mismos ciudadanos estacionan sus camionetas y vehículos 4 x 4 en veredas del país, sin ningún respeto a las aceras, ni a los peatones, ni a los antejardines de las casas todo con infracción grosera a la ley de tránsito. Los mismos ciudadanos conducen muchas veces embriagados lo que es casi tan peligroso y violatorio como la costumbre de manejar celular en mano, tocar la bocina indiscriminadamente para expresar algo o indigno como botar basura desde sus autos a las calles.

8) Presos rematados que dirigen y organizan grupos de delincuentes y mafias completas desde la cárcel a vista y paciencia de los alguaciles y gendarmes.

9) Vecinos que se valen de perros domésticos, pero los mantienen encerrados en el hogar, causando ruido indiscriminado a la vecindad, utilizándolos como eventuales espanta-mendigos o como simples tímbres de casa, con evidente maltrato de animales contra la ley, periódicamente los sacan a la calle y dejan mugre por doquier; o los dejan sueltos, sin precaución para las personas que se ven expuestas a graves ataques cuando son verdaderos animales bravíos.

Es claro que los ejemplos anteriores se pueden multiplicar y muchos envuelven una falacia de generalización. Con todo, esos son algunos de los ejemplos del Chile real, que aspira a integrar las buenas prácticas y comparar su legislación y estatutos por ejemplo, de protección a la familia, protección al consumidor, protección al trabajador, protección ambiental, protección a la libre competencia, protección al uso de información privilegiada, abuso de gobiernos corporativos, abuso de posición dominante, abuso, elusión y evasión fiscal con las economías desarrolladas de la OECD. Lamentablemente, estas conductas subdesarrolladas mentalmente son transversales, en esta verdadera sociedad estamental de siglo XXI, donde hay ciudadanos viviendo en condiciones de primer, segundo y tercer mundo en un mismo territorio.

¿Podría entonces achacarse el subdesarrollo mental solo a la estrechez de aquellos que solo alcanzan una deficiente educación básica obligatoria y garantizada de 8 anos de primaria en colegios y liceos públicos?

No. Lo que se experiencia en Chile es una regularidad vertical y horizontal de conductas que se reproducen en todos los estamentos de esta virtual sociedad de castas. Basta observar con un mínimo de sentido común y conocer un poco la idiosincrasia y legislación nacional y haber estado en contacto con legislación existente en países de la OECD para verificar comportamientos que podrían calificarse claramente de ilegítimos, irregulares, irresponsables, erráticos, inconsecuentes, indiscriminados, inconmensurados: propios de un país con grandes recursos, pero subdesarrollado mentalmente a lo largo y ancho de su peculiar territorio. En fin, una esquizofrenia conductual no comprensible y no justificable por la vía del : “somos latinos” o del “hay que acomodarse a lo que hay, con lo que hay”.

Ergo, la amplitud cultural es la llave que permite al hombre medio convivir con otros y con su entorno en las naciones más desarrolladas. Esto es, conducirse criteriosamente, adaptándose a los matices que entregan los olores, los colores, los sonidos y las texturas según sus circunstancias. Todo eso es lo que no pasa en Chile, donde aviesamente se está validando políticamente un modelo estrecho, donde no conviene cultivar a la población, ni sembrar curiosidad por el pensamiento reflexivo, ni fomentar una inversión pública en educación varias veces mayor al presupuesto de defensa y mucho más, instaurar un piso mayor que un 3% del PIB en investigación científica en instituciones de pregrado y post-grado.

¿Será que a alguién no le conviene destronar a las vacas sagradas, deslegitimar los falsos paradigmas, erradicar el miedo a plantear la reflexión, frente a nuestra desigualdad latente, reprogramar las respuestas mentales cuasi condicionadas que inmovilizan al ciudadano chileno, cuya impronta más visible está soberbiamente plasmada en las dos opciones que enseñan el escudo nacional? ¡por la razón o la fuerza!

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