Cristián Gárate

I opened the blog with the hope to contribute with my perspectives to the common issues of our present societies.

Wednesday, February 28, 2007



Cultura -Intercultura - Multicultura en Chile

Uno de los aspectos interesantes que resultaron de mi reciente visita a Chile es que puede confirmar algunos desarrollos que intuía desde lejos, sobre la base de la lectura de titulares de diarios, informaciones de Internet y otras conversaciones a la distancia con mis amigos y familia.

Gracias a los medios de comunicación la realidad virtual permite acercarse a algunos datos reales para la comprensión de las tendencias sociales, políticas y culturales de nuestro país. Con todo, la vivencia y percepción directa siempre es más penetrante para apreciar las líneas de conducta de nuestra sociedad. En principio, dado que desde hace un tiempo que continúo viviendo en otra realidad, al llegar a Chile las diferencias se hacen más patentes; en particular, cuando la comparación se efectúa con países Europeos, donde las relaciones están cimentadas sobre parámetros sociales a veces disímiles.

En esta oportunidad, tuve que hacer una escala en España, Madrid, lo que me permitió nuevamente revisar ciertos conceptos de la hispanidad latina, considerando los desarrollos y percepciones que se dan en dicho país. En el presente, España está sometida a una enorme presión de inmigrantes de Europa Oriental, Africa y Sud América. Los primeros, han sido reconocidos como ciudadanos de Europa, tras la paulatina accesión a la EU, otorgándoseles derechos a participar en los mercados en forma cada vez menos restringida. Los segundos, todavía son considerados en su mayoría ciudadanos de tercer mundo, existiendo la sensación que, como compensación a los efectos de un colonialismo europeo brutal, algunos países de la EU les han otorgado ciertos derechos. Con todo, dichos derechos no logran superar las diferencias, discriminaciones y problemas de integración, tal como lo han mostrado las altas llamaradas de protestas, propagadas desde Francia en todas direcciones, y que se mantienen por el momento a baja altura. En el caso de Sud América, la sensación en España es que los ciudadanos tienen un rango entre tercer y segundo mundo, sin que por ello logren acceso pleno a los mercados. Pero, se les adscriben algunas ventajas por el hecho de venir en algunos casos de países con sustratos culturales parecidos a España, no tener la barrera del idioma e incorporarse al mundo de trabajo manual que muchos españoles no desean realizar.

Según informaciones oficiales, existe hoy un registro legal de 10% de población correspondiente a inmigrantes sudamericanos provenientes en su mayoría desde Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia, República Dominicana y Argentina. La presión migratoria de ciudadanos chilenos es menor, siendo su mayoría movimientos de carácter estudiantil o académico. También se han dado a conocer algunos grupos de inmigrantes a veces dirigidos por ciudadanos chilenos que se dedican al crimen organizado, fundamentalmente robos con fuerza o intimidación, tráfico de drogas y tráfico de influencias. Pero, la imagen general del español hacia el chileno es de respeto, por la historia política; incredulidad, por las actuales cifras económicas mantenidas por los gobiernos de centro-izquierda; curiosidad, por el dialogo democrático y forma de gobierno actual con la elección de una Presidenta; disposición al trabajo y la aceptable calificación técnico profesional. Es así, que en la mayoría de los chilenos que transitan hacia España hoy lo hacen buscando un estudio de postgrado o bien experiencia laboral; pero, no salen para paliar situaciones de necesidad económica, como en el caso de otros ciudadanos sudamericanos, tales como Ecuador, Bolivia y Perú, que llegan a trabajar en condiciones de subsistencia y a veces de sobreexplotación

Lo importante, es que en general la capital española, así como otras capitales regionales, ofrecen otras dimensiones para la realidad cultural de Chile. Es necesario subrayar que los parámetros de menor discriminación, mayor equidad, integración, orden policial y progreso económico son evidentes en las principales ciudades españolas y demuestran aspectos positivos en los que se podría avanzar en Chile, considerando que existe un sustrato cultural similar y también crecimiento macroeconómico constante. Cabe considera que Madrid y Barcelona se muestran bullentes en razas, etnias y creencias, lo que genera tensión social; pero, otorga mayor dinamismo al intercambio comercial, cultural, artístico y, en definitiva, permite que una mayor circulación de ideas, bienes y servicios. Esta multiculturalidad, reflejo de la globalización, se encuentra al alcance cotidiano del hombre común y forma parte del entorno en las ciudades importantes de España.

En este sentido, de vuelta en Chile primero llama poderosamente la atención la asimetría abisal existente entre el progreso económico, cuya faceta más notoria es la inversión en moderna infraestructura en bienes de capital, versus el retroceso en inversión en infraestructura cultural. Es evidente que el exagerado hábito de consumo del chileno, exacerbado por el éxito económico, se ha traducido en la acumulación de bienes consumibles y otros no durables, por ejemplo: autos, electrodomésticos, DVD, televisores, teléfonos y joyas; y servicios recreacionales: viajes en paquetes turísticos a resorts y clubs, gasto en bares, restaurantes, discos y casinos. Pero, pareciera que esta tendencia no tiene un correlato en una diversificación de la demanda cultural, traducido en la adquisición de bienes y servicios que enriquezcan el acervo y patrimonio, tales como: libros, cuadros, música, danza, culinaria, objetos de arte, cursos de idiomas, visitas a museos o el aprendizaje de alguna actividad artística, deportiva o técnica. En síntesis, la cultura pura en Chile no se puede encontrar en el entorno del hombre común fácilmente. Lo anterior, comienza desde la integración de la cultura como parte del bienestar ciudadano, que no está reconocida en la Constitución, cuyos lineamientos de base se remontan a la dictadura; pero, se hace extensiva a la política cultural del gobierno de turno, que busca paliar las carencias culturales estructurales con carnavales y festivales de temporada.



Es cierto, hay esfuerzos por generar nuevos espacios museales, conciertos, exhibiciones, teatro, festivales de cultura y conservación y restauración del patrimonio. Pero, algunos de dichos esfuerzos trasuntan claros programas políticos para mantener u obtener respaldos electorales o son reacciones tardías a situaciones de deterioro casi irreversible por el paso del tiempo, incendios, terremotos u otras catástrofes que afectan el patrimonio cultural chileno. Con todo, a nivel estructural, la capacidad de discernir y demandar bienes culturales de calidad no está presente como algo intrínseco en la escala de preferencias o como un simple aspecto de la curiosidad del chileno común y ello pareciera tener eco en el bajo nivel de respuesta gubernamental. Lo anterior, resulta lamentable, ya que teniendo el país mayores medios económicos, no existe un sustrato mínimo entregado en la educación básica, como sustancia fundamental que permita al niño chileno discriminar y tener interés por los fenómenos culturales latinoamericanos y mundiales, que le son más afines. Menos, hay un programa en la enseñanza media focalizado en el desarrollo de una infraestructura intelectual, para que el adolescente pudiera sentir la necesidad de expansión de sus fronteras estéticas e intelectuales más allá de lo que el pobre medio le provee. Así, bombardeados por un sinnúmero de programas de televisión, radio, internet y prensa roja, que se encuentran nivelados hacia la chabacanería, el chisme y la desinformación, el resultado es una masa crítica de hombres que comienza a perfilarse en la adolescencia; y que, aparte de adolecer de discernimiento, está sobreexpuesta a pulsaciones que proveen excitación pasajera, de casi nulo fondo cultural; y quedan así las masas expuestas a ser manipulada por actores de diversa índole. En suma, visualizo que lo anterior se traduce en un creciente analfabetismo cultural, resultando en un uso cada vez más deteriorado del lenguaje castellano y un comportamiento de masas dirigido por impulsos mediáticos en torno a: la novela de turno, el partido de football de turno, al festival de turno y los programas rojos o de concursos. Algo similar al fenómeno implícito de control existente en Brasil basado en la trilogía: Football, Samba y Cerveza.

Es claro que desde el punto de vista del análisis económico la provisión de medios e infraestructura cultural constituye una falla del mercado que el estado tiene que suplir en forma subsidiaria o bien generar los incentivos suficientes para que los privados actúen con la intensidad requerida.

Bahia


Una segunda vertiente de reflexión es la confirmación de la tendencia histórica, contra la corriente de Globalización, a no dar cabida a una real interculturalidad étnica. Esto es, Chile no avanza hacia una reformulación del marco legal existente para un adecuado reconocimiento, protección, representación e incorporación de alguna fórmula de autonomía, necesaria para que las diferentes realidades culturales pertenecientes a diversas étnias que habitan en el territorio de nuestro país puedan fortalecerse bajo los principios de diversidad y pluralidad. En síntesis, si bien en Chile existen históricamente descendientes de grupos indígenas de diversa índole, tales como aymara, atacameños, quechua, colla, mapuche, rapa nui, kawashkar y yámana, dichas minorias no están incorporadas dentro del principio de cohabitación en la diversidad y pluralidad, que permita fortalecer sus raíces. Tampoco, se encuentran incorporados al discurso, por ejemplo, los pequeños grupos de raza africana, llegados a nuestro país y que habitan en comunidades en el extremo norte. Sin perjuicio, no puedo dejar de subrayar dos situaciones que me causaron especial emoción y una que cobra real preocupación. La primera, fue ver que en la oficina del Registro Civil Central de Santiago, había señalizaciones escritas en Mapudungun. Además, caminando por el centro también encontré una farmacia con una infraestructura muy moderna dedicada a la Medicina Indígena. Dichos ejemplos muestran que es posible focalizar recursos para lograr mayor cohesión social en conjunto con las comunidades históricas que habitaban estos territorios. Como ejemplo contraproducente de la invasión e intervención desmedida en los ambientes indígenas está el caso de San Pedro de Atacama, donde actualmente los habitantes indígenas se han visto superados por ordas de ciudadanos de todas las nacionalidades que se dedican a profitar haciendo turismo comercial con el patrimonio cultural y geográfico pertenecientes a las razas originarias de dicha región.

La acción del estado debiera focalizarse en adoptar una regulación adecuada y acrecentar la fiscalización para una mejor preservación de la cultura y patrimonio local. Lo anterior, es imprescindible para evitar conflictos étnicos, terminar con las reivindicaciones territoriales; evitar la exterminación de la flora, fauna y costumbres intrínsecas a los conocimientos indígenas; fomentar la divulgación de la lengua y costumbres; y apoyar la educación de las nuevas generaciones con respeto al legado cultural de sus ancestros prehispánicos.

En complemento de lo anterior, desde el ángulo de la multiculturalidad, la idiosincrasia chilena no ha dado todavía pasos significativos en la dirección de una sociedad plural, que incorpore la diversidad cultural como uno de los componentes básicos de la cohesión social, en un marco de igualdad y respeto entre individuos y colectivos de distintas procedencias. Lo anterior, por ejemplo, se observa en el aumento de los inmigrantes extranjeros, sobretodo Peruanos, Bolivianos, Colombianos y Ecuatorianos, algunos de los cuales están marginalizados y no encuentran soluciones claras que permitan avanzar hacia la integración, superar la discriminación y tal vez un poco de xenofobia que a veces se demuestra hacia ciudadanos de otros países.

Un tercera reflexión fue el notar algunos tipos de comportamientos sociales en los pre-adolescentes y adolescentes de nuestro país. Un primer tipo de conducta notable, es la búsqueda de un sentido de identidad de algunos chicos, el que es iniciado desde la juventud a través del aislamiento en comunidades cerradas de individuos, los cuales son considerados pares por provenir de situaciones de conflicto similares. Lo anterior, se produce no solo a nivel de la pequeña comunidad familiar y sus redes sociales; o bien a través de la comunidad escolar y sus redes estudiantiles; sino, también, para los más pudientes, por ejemplo a través del uso de Internet y las comunidades de internautas que se juntan en diferentes espacios de la Web y coordinan sus acciones en la red. Este fenómeno produce discriminaciones directas, en la forma de fronteras de no aceptación hacia sujetos que no pertenen al grupo, lo que produce una radicalización de la separación entre individuos y un germen de confrontación. La radicalización es evidente entre los actuales jóvenes que dicen pertenecer a grupos de distinta índole, siendo las más notorias aquellas pertenecientes a estratos sociales más bajos, como por ejemplo: los de Abajo, los de la Garra y los Neonazis. En definitiva, a simple vista, se denota un aumento de comportamientos individuales y colectivos agresivos con respecto a quienes son vistos como ajenos a la propia realidad individual o grupal.

Un segundo tipo de conducta visible hoy es que la identificación de los jóvenes con sus pares se realiza cada vez más a través de una serie de parámetros económicos, lo que ha transformado las relaciones sociales emotivas en relaciones más funcionales y de bajo interés psicoafectivo. El fenómeno de relaciones por funcionalidad cobra más importancia en una sociedad extremamente capitalista, imbuida en la doctrina neoliberal, como es la imperante actualmente en Chile. Así aparecen conductas de los jóvenes totalmente desvinculadas de la realidad emocional. Además, este fenómeno acrecienta la disparidad social, ya que los jóvenes sin medios quedan todavía más al margen, produciendo agresión entre grupos sociales pudientes y otros menos pudientes económicamente. Sin ser experto, creo que sería necesario poner más énfasis en aspectos tales como el confrontar al estudiante con las caras de la pobreza; con la realidad de la ancianidad; con la realidad de los incapacitados o discapacitados; y con la problemática de los enfermos. Lo anterior, no se soluciona con algunos días de show mediático para juntar dinero a través de una campaña televisiva cuando alguno de estos problemas aparece como angustiante. Es preciso inculcar a nivel educacional la necesidad de cimentar la integración familiar, el valor intrínseco de la amistad desinteresada y el sentimiento de cohesión nacional, a través de redes sociales emotivas y no de interés netamente económico o funcional.

Un aspecto que pareciera separado, pero a mi entender se vincula a esta falta de contacto con la realidad emocional ya mencionada, es la exacerbación del individualismo y aumento de la siniestralidad juvenil en la forma de: a) un incremento de accidentes de los jóvenes al mando de un automóvil; b) el incremento de jóvenes en la comisión de crímenes y delitos; y el incremento de la adicción a las drogas, alcohol; el incremento de enfermedades del tipo depresiones, anorexia y bulimia. Todos estos aspectos pueden ser atacados en forma a través de políticas públicas enfocadas hacia los adolescentes y adultos jóvenes que toca a los expertos en estas materias diseñar.

Un cuarto aspecto que me llamó la atención y que puede ser observado como positivo, se deriva de la implantación del nuevo sistema de transporte público, al menos en Santiago. Independiente de las crasas falencias de diseño, se observa que la progresiva implementación de un sistema más racional del transporte público apunta en una buena dirección para frenar el abuso de los gremios de transporte sobre la población de Santiago, frenar el aumento del comercio informal en los medios de transporte público, disminuir la contaminación acústica de la ciudad, bajar el nivel de contaminación atmosférica y disminuir las tasas de accidentes de tránsito. Asimismo, el uso de los mismos transportes, especialmente de la red central, ha generado necesariamente el incremento de contactos entre estratos sociales que antes estaban totalmente disectados. En efecto, ello sucede bajo la actual premisa de circulación conjunta de personas de distintos estratos socio económicos por las redes del metro y buses urbanos a través de las redes unificadas. Esta racionalización y democratización de los recorridos puede traer como consecuencias positivas una mayor integración entre grupos poblacionales que anteriormente no tenían contacto alguno dentro de la misma ciudad. Asimismo, con buenas políticas públicas de transporte sería posible utilizar las redes de metro y buses conjuntas para generar una nivelación de conductas a través del uso educacional intensivo de los espacios comunes de tránsito de personas. Por ejemplo:

a) El sistema de transporte podría propender a nivelar las costumbres sociales en materia de higiene, para que todos los que utilizan el metro en la mañana y después en la tarde lo hicieran con el aseo adecuado, no solo para no incomodar al resto de los usuarios en los aglutinados viajes, sino para mejorar hábitos en la población. Este problema es frecuente al utilizar el metro. Es decir, lo que antes se daba como un fenómeno aislado en algunos recorridos de microbuses que transportaban personas con niveles de higiene inferior, ahora se transforma en un problema social, pues esas mismas personas circulan por el metro y transitan por toda la red de transporte.

b) El sistema de transporte podría propender a nivelar el nivel respeto hacia la integridad corporal y sexual de los ciudadanos. Este problema ya ha sido atacado en parte a través de las advertencias sobre tocaciones indebidas o impúdicas, conocidas en Chile como manoseos, que existen en los sistemas de transporte público. Pero, la advertencia podría ir más allá en materia de respeto a la integridad física y psicológica: al propender el uso de un lenguaje adecuado entre los usuarios; prohibir prácticas como sentarse en los vagones; prohibir el transporte de mercadería u objetos que pueden poner en riesgo a las personas; y establecer como regla la circulación de personas por la derecha en escaleras y pasillos.

c) El sistema de transporte podría propender a elevar el nivel cultural de las personas estableciendo en algunas estaciones lugares estratégicos para el esparcimiento y cultura, donde artístas pudieran, por concurso público, mostrar su quehacer y recibir una remuneración del público.

Un quinto aspecto observable en el Chile de hoy es la existencia de personas que viven dentro del sistema de legalidad económica vigente y otras que viven cada vez más fuera del sistema de legalidad económica vigente. Se trata de un doble sistema de mercado que funciona en paralelo y se retroalimenta dado que, donde el sistema legal no puede dar abasto o bien funciona imperfectamente, surge inmediatamente el sistema paralelo ilegal que lo suple. El sistema de mercado principal, se rige por ciertas reglas impuestas por el Estado, las que son respetadas en su gran medida por los actores económicos. En tanto, el sistema de mercado al margen funciona por las reglas que los propios actores imponen a sus transacciones, sin ninguna uniformidad, coordinación ni protección.

Este doble juego del sistema de libre mercado legal v.s mercado libre ilegal es muy característico de Chile, pero se ha ido profundizando en los últimos años, sobretodo ante el incremento del costo de la vida. El primero, es el sistema de orden legal, que impone ciertas reglas del juego, donde los consumidores y productores de bienes y servicios se atienen a ciertos códigos de conducta medianamente regulados con respecto a sus derechos y obligaciones. El segundo, resulta en una verdadera ley de la selva, donde el derecho del que está en una posición económica más fuerte se impone. Es así como respecto de muchos productos y servicios existe generalmente un correlato en un mercado informal paralelo. Incluso, cuando existe un mercado legal, dicho precio del bien o servicio sirve de referencia. Lo anterior, se puede graficar con un par de ejemplos. Los viajes al interior y fuera de una ciudad otra están cubiertos por los sistemas de buses o colectivos urbanos o interurbanos, los que tienen precios determinados; en paralelo existen otros buses o colectivos piratas que cobran más caro o más barato dependiendo del precio de referencia. El tipo de cambio libre está determinado por el valor del dólar observado de acuerdo a la referencia que las casas de cambio autorizadas toman del Banco Central. Sin perjuicio, existe un mercado paralelo que funciona en la calle y que toma el precio de referencia para obtener más o menos ganancias. Casi todo el mercado de productos sometidos a propiedad intelectual (i.e.CD y DVD), así como piezas y repuestos de vehículos se vende en casas comerciales con precios de mercado determinados. Con todo, existe un correlato ilegal donde los precios son más caros o más baratos dependiendo de la necesidad.

Con respecto a este último sistema de doble legalidad imperante es interesante recalcar que pareciera formar parte de la idiosincrasia nacional el permitir la existencia paralela de mercados negros. En algunos casos, incluso quienes están en la legalidad y se ven expuestos al escrutinio público utilizan una franja negra en sus negocios a través de la caja chica, la contabilidad bajo cuerda o bien aquellas transacciones que no superan la prueba de la blancura. El punto más delicado se da en aquellos servicios de utilidad pública, donde el consumidor del bien o servicio queda en la indefensión o desprotección respecto del proveedor. Por ejemplo, en los casos de un accidente de tránsito de un microbús piráta; una operación quirúrgica en una clínica privada pirata; y una instalación de gas efectuada por un instalador pirata.

Todos estos aspectos son solo algunas de las cosas que pude recoger en pocos días de estadía.

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